Antes de comenzar a hablar del estilo nórdico o escandinavo, tenemos que tener en cuenta que la arquitectura y el diseño del mismo está muy determinado por el clima y la ubicación en la que se encuentra. Nos encontramos ante un estilo muy limpio, elegante y funcional. Las habitaciones son amplias, con techos altos, luminosas y espaciosas y con grandes ventanas para darle mucha luz. Se caracteriza por usar muy pocos elementos decorativos y por combinar lo moderno con lo tradicional.
Los colores usados siempre son tonos suaves, claros y con mucha luz Country Grey, Paris Grey, Paloma, Coco, Cream y los blancos (Pure, Old White u Original) principalmente, para dar más luminosidad y amplitud a las estancias. En este estilo el punto de color lo ponen las tapicerías, alfombras, sillas, marcos, muebles auxiliares... los pequeños detalles son los que marcan la diferencia, con tonos como Old Violet, Provence, Scandinavian Pink, Henrrietta, Arles, Greek Blue, Florence, English Yellow. Los textiles, las cortinas por ejemplo, suelen ir acompañadas de motivos florales, geométricos o lisas.
En los las piezas de decoración grandes como mesas, cómodas, encimeras... destaca la madera clara natural como el haya, por ejemplo, y los blancos un poco desgastados o envejecidos en algunos casos. En ellos se combinan las líneas puras y rectas con sencillas curvas.
Gracias a la combinación de todos estos elementos, se logra un ambiente muy acogedor y sereno que nos ofrece tranquilidad y armonía. ¿No os entra ganas de ponerlo en práctica?